Apr 11, 2018
Procesión del nocturna en Cañadas de Cisneros
Por Juan Alberto Vega [Albar Says] para www.tepotzotlanpueblomagico.org
“De la misma manera que Jonás estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así también el Hijo del Hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches” Evangelio de San Mateo (12, 40).
Sumergidas en el silencio, las calles de Cañadas de Cisneros permanecen en la penumbra la tarde y noche del Viernes Santo, un silencio sepulcral converge con los creyentes que participan en los ritos del triduo pascual. Al concluir la representación del viacrucis, aproximadamente a las 13:00 horas, los oriundos de la comunidad suelen reunirse en sus casas, comer los platos típicos de semana santa, el romerito con camarón, los cuales son preparados desde un día antes y que este día suelen comerse fríos a manera de expiación por los pecados cometidos y olvidados, aquellos que no fueron confesados, o simplemente para agradar a Dios. El resto de la tarde las familias suelen quedarse a observar películas que versen sobre pasajes bíblicos o la transición en vivo del viacrucis de Iztapalapa.
Por su parte Nahui Ollin A C junto con los más de 20 jóvenes que realizaron misión en la región, comienzan a preparar las antorchas para la noche y así, participan activamente en los ritos de la comunidad. Las mujeres cambian de vestimenta a la virgen dolorosa, la preparan en una anda para la procesión nocturna, así como la ceremonia vespertina del viernes santo.
Al caer las noche, los miembros de la comunidad se reúnen en el templo parroquial, la iglesia con luz tenue, los santos cubiertos por telas moradas y sin manteles en los altares, ninguna flor o vaso sagrado en la credencia, la iglesia se observa completamente desnuda. En silencio se observa como el sacerdote revestido de rojo se acuesta frente al altar, permanece más de un minuto en silencio y comienza la celebración de la palabra, es el único día en que la comunidad católica no celebra la eucaristía, para ellos Cristo se encuentra sumergido en las tinieblas, por ello el silencio es imperante. Dentro del rito, se da culto a la Cruz, como instrumento de salvación, durante ese día, la colecta económica recibida por parte de la iglesia, es enviada a Tierra Santa, para las necesidades de las ordenes mendicantes y sacerdotales que cuidan los vestigios por los lugares en que Cristo fue observado.
Al concluir la celebración, la comunidad previamente preparada para un cortejo luctuoso parte al cementerio, simulan llevar a enterrar un féretro, en esta ocasión es de madera con cristal, pesa aproximadamente 100 kilogramos, pero porta y deja ver en su interior la imagen de cristo muerto, también conocido como Santo Entierro. Detrás del féretro, la Virgen Dolorosa le acompaña, vestida de negro y cargada por mujeres que acompañan en su dolor por la pérdida de su hijo. El cortejo en silencio camina por la comunidad, únicamente un tambor rompe el ambiente sepulcral, antorchas hacen guardia al ataúd y los pasos son la melodía de un luto latente ante la muerte del Mesías.
Al llegar al cementerio de Nuestra Señora de Los Ángeles, el sacerdote, aun vestido con el ornamento rojo, eleva una oración por aquellos que descansan en la paz del señor, el clamor por los vivos y las necesidades de la comunidad, unos minutos en silencio y el cortejo regresa en silencio a las inmediaciones de la iglesia. Al llegar a la parroquia velan el ataúd, algunos hacen guardia a este, otros esperan unos minutos y uno a uno parten a descansar, en espera de la llegada del sábado y así concluir con el triduo pascual.
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