Hombre y Dios

Mar 3, 2017

De la fe a la tradición I

Una imagen que habla

Por Juan Alberto Vega Barreto [Albar Says] para www.Tepotzotlánpueblomagico.org

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte,
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Anónimo




Representar a Cristo en la cruz, es una obra de arte, comprendía un verdadero reto para los artistas novohispanos, detalles que dependían de los materiales en los que está realizada la escultura, la función o espacio en que iba a ser colocado y el siglo en que fue realizado.  Dentro de la investigación, los Cristos tienen su propia rama de estudios,  algunos esconden un legado que nos permite entender a la sociedad novohispana, al mismo tiempo observar a detalle a las actuales devociones que siguen vivas en los diferentes centros de culto, festividad y contexto.  

Lo complejo consistía en representar a Cristo como Verdadero Dios y al mismo tiempo como verdadero hombre, en los detalles iconográficos se esconden elementos de la redención cristiana, algunos tomados de la tradición, otros extraídos de los pasajes bíblicos, profecías o libros apócrifos en los que se relata la pasión y muerte del Mesías. El reto consistía en alcanzar la perfección estética y es este mismo detalle el que permitía al artista al mismo tiempo impregnar su sello personal o regional sin salir de los cánones establecidos por el mismo dogma de fe. 


 

Representar a Cristo en la cruz tenía dos perspectivas a realizar; vivo o muerto. Cuando agoniza, se le observa clamando al Padre, mientras que una vez muerto, se percibe la herida de Longinos y descansando en la cruz. Es más común encontrar al crucificado una vez que ha entregado el espíritu.   

¿Quién es Longinos? Según la tradición su verdadero nombre era Cayo Casio, es el  Soldado romano al que se le atribuye traspasar con su propia lanza a Jesús en el costado cuando este pendía en la cruz. El evangelio de San Juan dice: “Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían sido crucificados con Él. Pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza e inmediatamente salió sangre y agua”. Este es el detalle bíblico que da a los elementos al arte y la tradición una misma perspectiva.  


 

Otro de los elementos que permitían al artista impregnar de mayor realismo se encuentra en clavar a Cristo con tres o con cuatro clavos. El clavarlo con tres le permite impregnar mayor realismo así como colocar al crucificado sufriente, con una mayor cantidad de signos de tortura y que ha padecido más para llegar a la redención del hombre.

Un detalle estético que nos habla sobre su punto de origen es la corona de espinas, los historiadores convergen en que cuando esta se encuentra tallada en la misma escultura, lo más probable es que sea una pieza de origen europeo, o español. Mientras que cuando la corona es tallada y puesta por fuera lo más probable es que sea de origen latino.

 

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