Pintora, cantante, maestra de artes visuales, madre, abuela, todos estos elementos y más, forman parte de la esencia de María de los Ángeles Julieta Moreno, Julie o Julieta como prefiere que le llamen. Originaria de Cuautitlán México, lleva varios años radicando en San Mateo Xóloc, Tepotzotlán. Lugar en el que dice encontrarse más que augusto y también le ha permitido explorar la soledad de un artista y la compañía familiar. Para ella, el arte y la familia son pieza fundamental de su vida, concibe que es el primero debe de llevarse a todos los extremos posibles y la familia debe de estar cerca para escuchar el latido del corazón.
“Me gusta pintar lo que se me viene en el momento, no tengo una línea específica. En la pintura siempre me ha cautivado los colores; creo fielmente que estos elementos dotan de luz cualquier panorama y lugar. En la vida cotidiana un color puede detonar un cambio total en el estado de ánimo. Muchas veces llevas en la mente un gran número de problemas, conflictos, circunstancias, llegar a un lugar con el matiz indicado, te hace cambiar completamente tu estado de ánimo. Ver la vida desde un panorama diferente”. Afirma la mujer que por años se ha desempeñado como profesora de Artes Visuales en el Centro Escolar del Virreinato, trinchera desde la que ha preparado a sus alumnos, para expresar sus sentimientos y llevar la vida siempre a un nuevo nivel, sin límites pragmáticos o paradigmas artísticos establecidos.
“Siempre he sido muy desobediente, siempre me caractericé por ser una niña inusual para su tiempo. Mis pecados artísticos son mezclar estilos, no tengo interés por pertenecer a uno en específico. Creo que en la actualidad existen un gran número de corrientes artísticas, sería muy egoísta, quedarme encapsulada en una sola. Tengo treinta años pintado y aún no sé cuál sea mi estilo o si me caracterizo por uno”. Afirma la hermana y compañera de aventuras de la también pintora y artista Tere Moreno. Junto con su hermana realizó el Cráneo Monumental 2020 en Tepotzotlán, su aporte pictórico se encontró con una gran carga simbólica, puesto que quizá homenajear a su padre Don Fidel Moreno y a sus hijos, en formas de guacamayas, representando el vuelo y transmutación que viven y han disfrutado.
“Como profesora cuido mucho no influenciar a mis alumnos, les doy total libertad. Constantemente me encuentro con niños que son muy inseguros, que piensas que sus trabajos son feos, en ese momento les dejo tareas especiales para que descubran que en el arte todo está permitido, porque es una expresión. Cuando descubren que alguien más pinta como ellos, que lo están haciendo y es reconocido, se llevan una gran sorpresa e inspiración. Yo jamás intervengo su trabajo, ellos lo hacen solos, puedo hacer recomendaciones, pero muy simples o muy insignificantes, pero en la realidad, dejo que sean ellos quienes muestren sus sentimientos”. Confiesa la pintora.
“En ocasiones son los padres de familia son los que no nos ayudan a mostrar el panorama artístico a sus hijos. Procuro acercarme con ellos y mostrarles que no todo tiene que ser realista, no todo tiene que ser perfecto, para eso existe la fotografía. ¡En la pintura estamos expresando, aún sin darnos cuenta! Desde las formas que empleamos, las líneas, un trazo. La tarea para los alumnos es hacerlos sentir seguros con lo que hacen”. Ahonda la mujer que profundiza con sus alumnos y que incluso les apoya de forma virtual, y durante la actual pandemia les pone a meditar, a visualizar y a apoyar a los adolescentes, para evitar las constantes crisis que viven los educandos en la actualidad.
“En el arte no puede haber límite, siempre se tienen que romper los diferentes paradigmas”. Afirma la mujer que casi siempre pinta a las mujeres y sus circunstancias, que hace de los instrumentos cotidianos un reflejo de la feminidad, todo aquello que hay alrededor del mundo femenino para entender todo lo que se hace y vive el género.
“Los artistas creamos en soledad, nos caracterizamos por aislarnos, estamos metidos en nuestra guarida en nuestro refugio y en nuestra cueva, porque ahí es donde creamos y no nos interrumpen. Con esta pandemia yo no he cambiado mucho mi rutina, porque siempre estaba encerrada, a menos que viaje. Pero a mí me gusta estar en mi casa, trabajar en paz, sin el ruido de las personas, así es la creatividad. Aunque estoy sintiendo mucha tristeza en la gente, en mis alumnos”. Abunda la mujer que se encuentra comprometida con los grupos de artesanos y artistas de Tepotzotlán, misma que espera que ante las circunstancias globales, no afecte a todos aquellos que viven del comercio en Tepotzotlán.
“Espero ver a Tepotzotlán en el concepto que se ha forjado y poco a poco bajo el sello de Pueblo Mágico. La imagen en un reflejo de los sentimientos, la forma en que quieres conservar tu casa, tu calle, tu pueblo, es un reflejo de lo que eres, que aquello que tiene tu corazón y es muy agradable disfrutar la esencia de Tepotzotlán como pueblo. Pero el Pueblo no puede ser de nosotros y en ocasiones las personas o el gobierno lo descuida”. Concluye la madre, profesora, pintora y cantante.
“Lo difícil de la vida en la actualidad, es el amor, nos encontramos en una época muy ególatra, tenemos muy marcado el individualismo, cada quien se encuentra en lo suyo”.