Hablar en redes sociales y sostenerlo en acciones, siempre resulta un verdadero embrollo. Quizá expresar la opinión siempre resulta más fácil que tener acciones que respalden y demuestren congruencia entre ambos horizontes. Como comunicador, entiendo que expresarse en grupo, siempre le ha resultado más fácil al hombre, realizarlo al frente del público, fuera de la manada; ese es el verdadero reto.

En una de las comunas recopiladas en el libro póstumo de Umberto Eco “De la estupides a la locura”, el autor plantea que una de las enseñanzas académicas del siglo XXI debe de estar enfocadas a jerarquizar, confrontar y saber expresar opinión, para que está no se quede sumergida en uno de los comentarios que inundan el ciberespacio. Orquestar en redes sociales un levantamiento de firmas es el inicio, pero puede ser entendido como un riesgo latente, se quedaría exclusivamente en el universo del pensamiento y no de la acción.

Refiero lo antes dicho, porque días atrás observé protestas en contra de la construcción de un monumento al Sr. Del Nicho en la sierra de Tepotzotlán. Dicha construcción es catalogada como un ecocidio, por la tala de árboles en la carretera de acceso, así como en la cumbre donde ha de ser colocada la escultura.

Se estima que la escultura se encuentre lista en septiembre de este año, como características se encuentra que medirá 15 metros de altura, en total poseerá 27 metros el monumento y como proeycto a largo plazo se prevé que a lo largo de la carretera de acceso serán colocadas otras 14 que aludan a las estaciones del viacrucis. Cabe destacar que en el Estado de México, esta escultura sería la tercera en su tipo, con la construcción del mismo monumento se espera atraer turismo religioso a la zona, así como facilitar el acceso y la base sirva de mirador al visitante.

Si bien es cierto que dicha obra promete diversificar y aumentar el turismo, así como la derrama económica. También traerá consigo nuevas problemáticas que Tepotzotlán no ha visto. Cierto que los responsables de la obra y quienes facilitan los permisos para realizar la construcción y no se realizó una notificación o consenso con el pueblo, más que a los ejidatarios involucrados. Por lo que el pueblo ha comenzado a protestar en redes sociales ante las afectaciones al medio ambiente.

Soy originario de Tepotzotlán, amo Tepotzotlán y espero esto no cargue se subjetividad esta columna. Sin embargo, me molesta observar que en redes sociales de diferentes páginas de Facebook se opone a la construcción de un monumento en honor al Sr. Del Nicho. Si bien es cierto que la construcción de una carretera en el corazón de la sierra de Tepotzotlán, puede deteriorar el medio ambiente. Yo me pregunto si ¿Dónde quedan las firmas en contra de aquellos lugares que se encuentran a la vista, que alteran y dañan el medio ambiente de Tepotzotlán? ¿Dónde queda la tala de árboles en las comunidades para nuevas carreteras? El mantenimiento a los libramientos Norte y Sur, así como la capacidad para desahogar la cantidad de trailes, vehículos que transitan por estas vías ¡Tampoco hay que olvidar este tema! Principalmente en sábado que comienzan a ser insuficientes para los usuarios de estos mismos.

¿Acaso la construcción de naves industriales en Capula, La Presa y la periferia de Tepotzotlán, esto no altera el ecosistema? ¿Probablemente los centros de aparcamiento de vehículos de carga no dañan el medio ambiente? Última mente proliferan en Tepotzotlán principalmente en San Mateo, Santa Cruz, Santiago, Bo. La Concepción y Cañadas de Cisneros. Muchos de ellos no cuentan con las condiciones apropiadas para preservar el medio ambiente y al mismo tiempo no dañen los mantos acuíferos con los aceites que despiden dichos vehículos. ¿No sería doble moral defender la sierra, pero permitir que desaparezcan espacios verdes dentro de las comunidades por la creación de fábricas que darán trabajo, pero a dónde serán enviados los desechos residuales?

¿Por qué no se organiza una firma masiva en internet para reforestar áreas verdes, para limpiar los ríos de Tepotzotlán? Sabemos que la huella del hombre es inevitable, pero ¿verdaderamente estamos tomando acción para frenar las afectaciones que ocasionamos día con día? ¿Por qué permitimos que se pavimenten las calles con asfalto y no con adoquín o piedra de rio? ¿Las firmas para protestar por los drenajes en las fábricas de San Francisco Magu, en los ríos que alimentan la presa de la Concepción? ¿Por qué cuando alguien quiere estudiar ingeniería o arquitectura, pensamos que es una carrera remunerada y de progreso profesional, mientras que los biólogos, agrónomos y naturalistas, nos vistas como carreras sin progreso o remuneración económica?

Considero que dichas protestas en redes, si no son llevadas a la acción y evaluación especializada, únicamente es un mitote de vecindad, puesto que no llevan a buen puerto. Creo que no tienen timón, ni pies ni cabeza, y sobre todo se encuentran cargadas de una doble moral latente.

Sí una carretera a la mitad del cerro afectará los ecosistemas, la construcción de un monumento de bronce en las alturas puede traer más consecuencias que beneficios. Empero, es indispensable también que nuestra huella ecológica comience con acciones responsables, observables y generales, no nada más con una firma en internet.

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