Dec 6, 2017
Quod enim, scriptum est/ lo escrito, escrito está. Numero I colaboración I
Quod enim, scriptum est/ lo escrito, escrito está. Numero I colaboración I
En la opinión y colaboración de Alberto Vega [Albar Says] para www.tepotzotlanpueblomagico.org
He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y añadió*: Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas. Apocalipsis
Uno de los temas más frecuentes abordados dentro del arte, es el nacimiento de Jesucristo. Según el Diccionario Etimológico Español la palabra Navidad es la indicada para describir la fecha del año y proviene del latín Nativitas, que significa "nacimiento". La palabra latina nativitas viene del verbo nasci (natus [nacido] = nativitas [cualidad de nacer]).
Aun que parecería que es el mismo momento histórico relatado dentro de los evangelios canónigos y apócrifos, siempre resultan observables las respectivas variantes dentro de la iglesia en cada orden y siglo, sin olvidar incluir la región o nación donde proliferan detalles que toma el artistao la tradición oral. Empero, siempre resulta digno de mirar con lupa los detalles que han proliferado con el pasar del tiempo e incluso resulta agradable el sentimiento que da la fecha invernal, al calor de los elementos que logran ser característicos de México y américa latina.
Si bien es cierto que el primer árbol de navidad con todos los elementos que hoy día se observan, se le atribuye a un monje alemán de nombre Martin Lutero, quién también orquestó todo un cisma dentro de la iglesia en el siglo XVI. También es cierto que los pueblos germanos creían fielmente que el universo pendía de un gran arbusto, por ello durante el solsticio de invierno decoraban un árbol en homenaje a Odín y a Thor, sus deidades principales. Otras fuentes históricas dictan contraponiendo a Lutero y dicen que fue San Bonifacio el que cristianizo la tradición, en el siglo VIII. El santo al realizar su viaje evangelizador reorganiza el rito y la decora el árbol, bajo el símbolo de admirar el amor y dulzura del creador en la convivencia con los elementos.
Otra de las tradiciones que hoy día son típicas en México, son los nacimientos. Su historia se remonta a San Francisco de Asís, quien inició la representación con animales reales. Pero para no ser inoportuno al abordar el tema, espero sea Fray Alexis de la Orden de Frailes Menores, y miembro de la Provincia del Santo Evangelio de México quien pueda detenerse en una mayor observancia al tema. Pero si me gustaría indicar que son observables las variantes de acuerdo a la región y los elementos naturales de América, tal es el ejemplo del guajolote, dudo mucho que Cristo viera un guajolote en palestina durante el año cero.
Las pastorelas forman parte de los elementos en las navidades de América. Si bien los frailes franciscanos comenzaron con representaciones bíblicas para evangelizar a los nativos de estas tierras. Es la Compañía de Jesús (Jesuitas), los que son considerados como los padres de las pastorelas con todos los elementos que conocemos. Esta orden fue la responsable de incluir a las representaciones teatrales los demonios y pecados capitales, cercanos a las realidades históricas o momentáneas de la temporada. Ellos no dudaron en presentar a los pastores como hombres frágiles ante las tentaciones del mundo, los santos y arcángeles que se suman en la marcha y protección de aquellos que se aproximan a rendir homenaje al niño próximo a nacer. En las pastorelas no pueden faltar los reyes magos guiados por la estrella, las sátiras y críticas incluso a la misma iglesia y los parabienes recitados a la Virgen. Es característico mirar las evoluciones de las pastorelas a lo largo de los siglos, en algunas regiones ofrendan pulque, mole o chocolate al niño, dudo que la Virgen hubiese preparado un chapurrado para las inclemencias del frio en Belén.
Estos son únicamente tres de los bastos elementos que adornan e imperan en la navidad. Sin embargo, cada orden, cada parroquia vive de forma completamente distinta su propia navidad, con elementos históricos que probablemente únicamente se pueden concebir en América. Por ello, en espera que semana a semana nos compartan en su propia voz, los convocados a esta columna itinerante.