Era hace una vez en México

Sep 21, 2017

De figuras y otras magias No. XII

Híbrido de una ciudad en escombros 

En la opinión y memoria de Juan Alberto Vega Barreto [Albar Says]  para www.Tepotzotlánpueblomagico.org

“No hay oración más grande que la que se realiza con las manos, no hay fotografía más impresionante que aquella que se conserva en la memoria”.  Sabiduría popular.

 

 

 

                                                               

Viví el sismo la tarde del 19 de septiembre del 2017, lo pude observar en carne propia, sentí la magnitud en mis manos. Pude ver las paredes moverse de una forma descomunal, el piso cimbrar con fuerza y tardar en estabilizarse, me permití vivenciar a la naturaleza reclamar su autoridad. Vi las calles desoladas, personas en las avenidas asustadas por las afectaciones en los inmuebles. Escuche los cristales romperse, vi cómo se desprendieron ramas y escuche caer pedazos de edificios. Pude sentir la mirada de personas con una inmensa zozobra al tomar el teléfono y comunicar a sus familiares que ellos se encontraban bien, pero la pregunta obligada a los receptores fue ¿tú cómo estás y en dónde te encuentras?

Minutos el miedo, la desconcertación no se dejó esperar ante las inminentes fugas de gas, a las estructuras de los daños a edificios y en las voces de los sorprendidos capitalinos, se comenzó a escuchar las noticias sobre los colapsos en diferentes puntos de la ciudad. El panorama incierto, todos queriendo encontrarse seguros con sus familias, gran parte de los evacuados caminaban sobre las avenidas, observaban y recolectaron muestras fotográficas y de video para compartir con el ciberespacio para magnificar los daños que la ciudad vivió.

La tarde y la noche fueron largas, un silencio sepulcral en el ambiente, el miedo inminente ante una réplica, el sonido de las sirenas en las calles. Eso fue parte de mi experiencia en el sismo que experimentó la Ciudad de México el 19 de septiembre del 2017 a las 13:14 horas. El epicentro fue entre los límites de los estados de Puebla y Morelos. Quizá estados que más vivieron daños en mayor magnitud en cuanto a sus monumentos históricos y población.

Ahora días después del sismo, la ciudad se puede sentir con un ambiente lúgubre y desolado, completamente fatalista y sigo mirando el sismo en los ojos de las personas. La pupila refleja la mirada cristalizada del pueblo que vivió los estragos de la fuerza de la naturaleza.

Pero después de toda esta historia y crónica invadida de subjetivismo y opinión, creo en la fortaleza de México se encuentra en el ímpetu que caracteriza, en la unidad de una nación y la solidaridad de la raza de bronce, tal como lo dijo  Amado Nervo.

Toca el turno de solidarizarnos, tomar nuestras manos y levantar la cabeza con la pasión que nos caracteriza.

Creo que es importante saber que más allá de ser palabras de aliento y un discurso rimbombante, es momento de unir nuestras manos, hacer crecer nuestra economía, consolidar nuestros corazones.

En lo personal no vi descuentos u apoyos de las transnacionales, pero si aprecie a locales, tiendas de la esquina, panaderías de barrio, cafés y comedores, fonditas en la calle, donando sus ganancias para apoyar a los afectados. Leí en las redes sociales un sin número de apoyo altruista de amigos, colegas y compatriotas, aquellos que sin contar las monedas en su bolsillo, eligieron hacer un cambio, donar lo poco o mucho que tenían por los afectados.

Espero esto lo tengamos en cuenta en meses futuros, no lo olvidemos el próximo dos de julio del 2018 en las casillas. También debemos recordar que todo el año se han escuchado gritos de boicot a las empresas extranjeras, limitar nuestros consumos a todos aquellos que drenan la economía mexicana.  Más allá de elevar plegarias, sería la oportunidad de aplicar el “ora y trabaja”, demostrar la humanidad con el pueblo mexicano. Hacer justicia con nuestra mano, pero no a golpes o violencia, con aquello que le importa tanto al siglo XXI, el dinero. Tomar acciones con todos aquellos que no se sensibilizaron ante el dolor humano, con aquellos que visitan y se instalan en nuestro país para sacar provecho.

Espero pongamos de moda; el comprar mexicano, reactivar nuestra economía, comprar en tienditas, en panaderías (mismas que donaron a su prójimo) y visitar nuestras raíces históricas, más allá de voltear a ver otros destinos, sería la oportunidad de disfrutar aquellos destinos turísticos que tiene México, apoyar la cultura mexicana, aquella que en ocasiones dicen es pobre, pero no olvidemos que también nosotros somos mexicanos, herederos de la raza de bronce.

   

  

 

 

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